Por: Ivana Jiménez
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By Dustin Yellin |
Cada segundo estamos
expuestos a diferentes olores, sonidos, personas y a veces ni siquiera nos
damos cuenta. Se ha vuelto tan común que poco a poco hemos perdido esa
curiosidad infantil que hace que reflexionemos sobre cada detalle que nos
rodea. Es cierto que nuestras vidas van a un ritmo mucho más acelerado que hace
cincuenta años, sin embargo el ser humano sigue siendo el mismo. Una de las
características de esta generación es el consumo. Este último es como la moda,
es un ser que tiene que renovarse constantemente o si no se muere. De ahí nace
el consumo en masa, es decir el consumo a gran escala y en grandes cantidades.
Este tema está cada vez más presente en las escuelas, se busca sensibilizar a
los niños mostrándoles que una vida modesta no es menos digna que una vida
llena de objetos que quizás sean innecesarios. Además, se considera que el consumo se opone al desarrollo sustentable, en varios casos el consumo degrada el
ambiente y pone en riesgo a las futuras generaciones. A pesar de que este no es
el objetivo principal de las grandes empresas, es un daño colateral puesto que
sus métodos de producción no están adaptados a la preservación del medio ambiente.
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Manny: el Hombre frente al Consumo |
Como dije previamente es
un tema que escuchamos mucho en el colegio. En mi caso, más allá de haberlo
estudiado en varias materias, me pareció muy interesante la perspectiva en la
que lo abordamos en clase de Artes Plásticas. El tema que estábamos estudiando
era “Arte Contemporáneo y Globalización”. Personalmente me costó asociar el
arte con un tema que es visto más que todo en economía o geografía. No
obstante, a través del estudio de las obras de tres artistas
“extra-occidentales” logré tener una mejor visión sobre el tema en cuestión.
Los artistas son Pacale Marthine Tayou (izquierda), Gabriel Orozco (derecha) y Ai Weiwei (centro). Su
trabajo me resulta fascinante, utilizan materiales reciclados del día a día para mostrar que
la vida de un objeto no se limita a cumplir su función de fábrica. Al finalizar
el estudio de sus obras, se nos fue dicho que había que llevar a cabo una
reinterpretación.
En otros artículos he explicado de qué se tratan estas
reinterpretaciones y en esta oportunidad decidí concentrarme en el aspecto del
reciclaje. Fue ahí que nació Manny. Esta vez decidimos apuntar más alto e
hicimos una instalación que mezcla arte cinético, collage, escultura y
reciclaje. La obra final se titula “Manny: El Hombre frente al Consumo”. Con
esta instalación queremos mostrar como lo que consumimos poco a poco termina consumiéndonos.
Fue un trabajo que duró un mes para llevarse a cabo y del cual no podría estar
más orgullosa.
Manny nos representa a
todos nosotros y el degradé de sus hojas expresa la degradación del Hombre
frente al consumo. Poco a poco vamos perdiendo nuestra esencia humana y
terminamos siendo parte de una larga cadena de producción. Sin embargo la parte
superior, la cabeza, hogar de nuestros pensamientos y valores sigue intacta.
Aunque nuestro cuerpo se vuelva una valla publicitaria para las grandes marcas,
nuestra mente continua a florecer. Es nuestro trabajo mantener un equilibrio
entre ambas cosas. Es verdad que no podemos escapar del consumo, representado
aquí por las botellas plásticas, pero si podemos decidir hasta qué punto hay
que consumir.
Manny muestra como la naturaleza no se limita a los bosques o a
los mares, la naturaleza también está en el Hombre, escondida debajo de todas
esas etiquetas. Y tú, ¿consumes o te consumen?
Para ver otras reinterpretaciones haz click aquí: La Venganza de Psyché