sábado, agosto 09, 2014

Amor Reciproco

 
Por: Fanny Gagne

Ups... rompí tu corazón

¡El tiempo es un vacío sin fondo que favorece algunos y que destruye los otros poco a poco mientras más largo se hace! Esa es la verdad…

   Amor apasionado, sin fronteras, límites que no existen; el infinito es su llama, más ardiente que el fuego, es algo indescriptible lo que sienten el uno por el otro. Juegos de niños, sonrisas cómplices, miradas furtivas, abrazos duraderos... Alimentan sus días.
Se conocieron una tarde de noviembre en un bar, discutían sobre temas cotidianos. El alcohol encendió el fervor que en cada uno creó un sentimiento de competitividad. La batalla de palabras fue empeorando segundo a segundo, la pelea llegó a su fin en horas mañaneras. Al día siguiente, por casualidad de la vida, se encontraban los dos en la misma cama acurrucados, como si se conocieran desde hace tiempo. Desde ese entonces, no se han podido separar. Las peleas les hacen pasar el tiempo de manera atormentada, rellenan el vacío de sus corazones y de esa manera se demuestran un amor recíproco.
Al poco tiempo se dieron cuenta que viajar era la actividad favorita de cada uno. Recorrieron el mundo pasando por las playas de Australia, los Templos de Nepal, las pirámides de Egipto, las costas de casas blancas de Grecia, los canales de Venecia... Se deslumbraban ante como Machu Picchu, la Torre Eiffel, el Big Ben, el Salto Angel. Cruzaron ríos, llanuras y montañas guiados por el dulce sonido de My Way, My funny valentineNo woman no cryMiss youYesterdayLet it be... Canciones que formaron la gloria de su relación.
  Al finalizar sus viajes, compraron un  Volkswagen de los años 60, lo acomodaron y lo decoraron a su manera. Recorrieron el bosque amazónico en todo su interior. Se detuvieron al borde del río Orinoco, estaban rodeados por la naturaleza, el paisaje parecía haber salido de un cuento fantástico, era una maravilla. En pocas palabras, era el paraíso y ellos eran Adán y Eva. Se establecieron en ese rincón del planeta que ningún hombre había visitado aún, separados del mundo. Construyeron una casa grande y cómoda, en donde los libros hacían florecer su imaginación. Ella se sentía identificada con Catherine EARNSHAW del libro Wuthering Heights,  no entendía porque ese libro le atraía tanto ya que su amorío no sufría de ningún conflicto. Él siempre le hablaba de Cien años de soledad, de la maldición de la cola de cerdo, de la triste vida de los personajes de ese libro. Por otra parte, las dos películas que admiraban, eran Cold Mountain y Leyendas de pasión, aquellas relataban unas relaciones tumultuosas. Ninguno entendía porque estás historia les gustaban tanto, hasta que una noche...
 Se encontraban en el bosque  alrededor de una fogata, contando historias. El empezó: “Una noche en un bosque tenebroso, dos personas se encontraban sentadas alrededor de una fogata. Una estaba contando una historia de terror. Aquella decía que en un bosque como en el que se encontraban, vagaba un señor de unos 30 años, de apariencia aterradora, que asustaba a la gente...” Se interrumpió.  A lo lejos se oían ruidos extraños, como el sonido de las hojas que crujen bajo un peso cualquiera. Podrían ser pasos, pero no sabían ya que no veían nada a más de 6 metros. Estaban tan asustados que apenas podían respirar. De repente, salió un hombre de la oscuridad, los gritos yacieron del interior de cada uno. El hombre tenía  una apariencia fuera de lo común, de cara no era nada feo, se podía decir que era bastante lindo y tenía buena corpulencia.   Pero sus ojos eran de color rojo sangre, parecía endemoniado, se movía a la manera de un muerto viviente y portaba un hacha en la mano. Se paró enfrente de ellos, gritó y cayó como una piedra. Le habían lanzado varias flechas en la espalda; el hombre quizás estaba muerto.
Todavía bajo el efecto del miedo, ella se adelantó para sentir el pulso de hombre desconocido, seguía vivo. Le pidió a su pareja que le ayudara a llevarlo a la casa para curarlo y eso hizo. El camino de vuelta fue muy largo y en las cabezas se formaban preguntas sin respuestas. Dos días pasaron en total tranquilidad. En la mañana del tercer día, el hombre despertó del sueño que lo había envuelto. Estaba perdido, se levantó y corrió por toda la casa. ¿Qué eran esas cosas que él nunca había visto? Se sentó en el piso, parecía desesperado, pero al verla a ella toda la frustración que sentía desesperado. La belleza que se le presentaba ante sus ojos parecía inalcanzable. Ella lo vio  allí tirado en el piso como un animal y por alguna razón, sintió que un espíritu salvaje se apoderaba de ella. Se lanzó al piso, acaricio al desconocido, era algo nuevo lo que sentía. Era amor, pero un amor muy diferente al que había sentido por su hombre, el cual se encontraba parado frente a los nuevos tortolos, admirándolos con una ira indescriptible. En el momento en que iba a lanzarse sobre el desconocido para degollarlo con el cuchillo que tenía en su mano, se cayó junto a él en un sueño muy profundo el cual, ninguno de los dos, iba despertar, los indios los habían matado.
  Ella lloraba todas las lágrimas que podía botar, el amor tan perfecto que tuvo con su pareja había sido interrumpido por ese nuevo ser que entro y salió tan rápidamente de su vida. Todo termino de manera muy drástica por lo tanto ella no entendía nada. Se encerró en sus sentimientos y poco a poco fue descendiendo en un hoyo negro del cual jamás iba a salir.

 
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