viernes, agosto 08, 2014

Una experiencia, una aventura.

 
Por: Ivana Jiménez
-Dustinyellin


Al crecer vamos conociendo cambios en nuestras vidas, ya sean físicos o emocionales. Para poder efectuar estos cambios se necesitan las herramientas adecuadas, entre las cuales se encuentra la experiencia. Muchos dicen que la experiencia va de la mano con la edad, de manera personal me parece que esto no es completamente cierto. La experiencia se va ganando con las decisiones que vamos tomando en el camino, sin importar si son buenas o malos, nos permiten aprender y crecer como personas. Y hablando de personas, éstas también nos permiten tener más experiencia, en este caso sí podemos afirmar que la edad es un factor importante ya que mientras más tiempo hemos vivido más cosas hemos podido hacer. A lo largo de nuestra vida se presentan circunstancias que pueden o no ser beneficiosas para nosotros, a veces sólo hace falta confiar en sí mismo y atreverse a aventurarse en lo desconocido.
La adolescencia es una etapa de la vida que para muchos puede ser traumática como también puede ser la mejor faceta que hayan podido experimentar. Para muchos padres, suele ser problemático, ya que los hijos tienden a sufrir cambios, físicos, las hormonas comienzan a dispararse, conocen lo que es el “primer amor” e incluso cambia su manera de ver el mundo y el entorno que los rodea. En la mente del adolescente es algo mucho más complicado de lo que puede llegar a ser visto como un capricho ante los ojos de los padres. Es una etapa de cambios, crecimiento personal, donde comienza la travesía de conocerse a sí mismo y empezar a definir su futuro, y esto es sólo el comienzo. Además estamos hablando de una época mejor conocida por todas las locuras y aventuras que nos permiten introducirnos al mundo de los adultos. Pueden ocurrir en fiestas, colegios, universidades o simplemente en casa de algún amigo, incluso pueden crear maravillosas historias que servirán para cuando estén mayores y les pidan cuentos sobre su juventud. Muchos tienden a tener una especie de miedo a contar aquellas experiencias a los mayores, ya sea por temor a ser juzgados o pueden malinterpretar dichos sucesos, esto suele ser muy común y puede crear conflictos. Como toda relación, siempre hace falta una base sólida que en este caso debería ser, la confianza. Ésta puede hacer que las experiencias sean menos caóticas ya contarían con la opinión de los padres. A pesar de que después de esta etapa muchos se arrepientan de lo que hayan hecho o no, de cierta forma los influenció para convertirse en las personas que son ahora, les permitió ganar experiencia.
Cuando el adolescente asume el papel de adulto, las experiencias de su pasado son lo que hacen la diferencia en su forma de ser y pueden reflejarse en la manera en la que se desarrolla a lo largo de de su vida. Por ende, éstas son útiles al presentar un currículo para buscar trabajo, conquistar a la persona de sus sueños o simplemente escribir una tarea para el colegio.

Espero que esto sirva para hacer reflexionar a algunos o para leerlo y pasar el rato, lo que sí les puedo decir es que, hay que aprovechar cada experiencia que se nos presente, la vida es impredecible y nunca se sabe cuando nos podrán ser útiles.

Por: Ivana Jiménez

 
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