En las noches, mientras dormimos, experimentamos un fenómeno extraordinario: soñamos. Lo hacemos desde que somos pequeños, de manera inconsciente. Muchos creen que los sueños son un mundo paralelo en el cual todas las fantasías y maravillas pueden existir. Es un mundo bastante extraño, es algo innovador, para la mayoría es un escape a la realidad que a veces puede resultar un poco dura y nos permite desconectarnos de ella aunque sea por unos momentos. A pesar de que los sueños no son palpables y no son fáciles de definir, existen, gracias a cada uno de nosotros.
Hablando del mal, el mundo de lo sueños no siempre se trata de una utopía, de vez en cuando llega un personaje llamado caos. Se dice que el caos es necesario para el correcto funcionamiento de una sociedad, una pizca, sólo un poco, para evitar la rutina o como lo llama el novelista A. Camus: una vida absurda. En este mundo, el caos se disfraza de un personaje que resulta similar a los sueños, éste puede adoptar una gran variedad de formas y colores, en este caso es oscuro, tiende a asustar y encarna los peores miedos de cada quien, se convierte en una pesadilla. Así se crea una paradoja, la cual podría denominarse como "la utopía del caos", ya que es un mundo perfecto en el cual existe el mal. Aunque las personas sean valientes, osadas y atrevidas, pueden llegar a conocer el miedo. Según, es normal sentir miedo, es hasta necesario para las personas, para algunos puede ser pavor hacia algún insecto o alguna situación, como también puede llegar al punto de convertirse en una fobia, un miedo paralizante que te atrapa y te aterroriza.
Las pesadillas son una forma que tiene nuestro cerebro (parasomnia) de hacer frente a las tensiones y temores de la vida cotidiana, causadas por diversos factores (psicoemocionales) que afectan el sistema nervioso. Existen desde temprana edad, se manifiestan en promedio antes de los 10 años y según la vida que lleve la persona, pueden permanecer presentes durante toda la vida. Hay quienes no superan una pesadilla, esto quiere decir que se repite constantemente a la hora de dormir, para algunos quedan incompletas, como por ejemplo algún lugar oscuro con una puerta que no se atreve a abrir o tal vez una persona siendo perseguida y no consigue la salida. Especialistas creen en la posibilidad de poder controlar los sueños y por ende las pesadillas. Son pocas las personas que consiguen alterar los sucesos en los sueños, esto se debe a que los sueños tienen la cualidad de acercarse mucho a la realidad, tanto que se vuelve difícil diferenciar uno del otro, haciendo que el soñador dude.
Cultos antiguos tenían la creencia de que el mundo de los sueños era la realidad y que lo que llamamos la “realidad” es en verdad pura fantasía. ¿Cómo diferenciar la realidad de la fantasía? Nos damos cuenta de que abandonamos el mundo de los sueños al “despertar”, pero a veces en el sueño se puede soñar que hay un despertar, engañando a nuestras mentes y jugando con nuestra percepción. Un ejemplo para ilustrar esta teoría es el de los niños pequeños, éstos tienden a soñar que se despiertan y van al baño, cuando en verdad están acostados y terminan mojando la cama.
¿No sería maravilloso poder escoger en qué mundo vivir? ¿En la llamada “realidad” o en el mundo de los sueños? Seríamos capaces de pasear entre dos mundos totalmente opuestos. Por un lado tendríamos la rutina, el trabajo, el estrés, las tareas y deberes y por otro lado encontraríamos un mundo lleno de objetos bizarros, personajes peculiares en el cual no existirían los límites. Aunque compartiríamos hogar con las pesadillas, quién sabe, puede que
no sean tan aterradoras, y puede que aprendamos a convivir con ellas y a verles el lado bueno.
Al vencer un miedo y afrontar una pesadilla, mejoramos nuestro desempeño tanto físico como emocional ya que tenemos una cosa menos por la cual preocuparnos, estamos más relajados, y así mejoramos nuestra calidad de vida. Si se les presentara la oportunidad, ¿Qué mundo escogerían?
